viernes, 5 de marzo de 2010

Blade runner la película. Más humanos que los humanos.



Planeta tierra,
A principio del siglo XXI, la Tyrell Corporation desarrolló un tipo de robot llamado Nexus, un ser virtualmente idéntico al humano, llamado Replicante. Los replicantes nexus 6 eran superiores en fuerza y agilidad, y al menos iguales en inteligencia a los ingenieros de genética que los crearon.
En el espacio exterior, los replicantes fueron usados como trabajadores esclavos en la peligrosa tarea de exploración y colonización de otros planetas. Después de la sangrienta revelación de un grupo de nexus 6 de una colonia sideral, los replicantes fueron declarados proscritos en la tierra bajo pena de muerte. Brigadas de unidades de policía especiales con el nombre de Blade Runners, tenían orden de disparar a matar al ver a cualquier replicante invasor, a esto no se le llamó ejecución, se le llamó retiro.
Los Ángeles, 2019.

El ser humano no cuenta con que a creado un ente igual a él, con lo que al tener los mismos estímulos, el robot se rebela contra el humano, en busca de una libertad, en busca de libertad.
El robot se rebela contra su creador, en busca de respuestas a múltiples preguntas, al final descubre su propia conciencia, el robot es capaz de sentir, de amar igual a un ser humano, incluso más. El nexus 6 se había creado bajo un lema, más humanos que los humanos, y así ciertamente nos lo da a entender la película. Éstos robots habían sido diseñados ora para exterminar y conquistar, ora para satisfacer los deseos sexuales de los militantes, ora para detener a los delincuentes, ora para matar a otros entes congénere.
Estamos en una era tecnológica, que tiene diversas ventajas, y muchas desventajas, el ser humano se encuentra cada vez más programado, más alejado de la naturaleza y de su esencia. Al igual que el ser humano, los robots necesitan de unos recuerdos para basar en ellos su existencia.
El robot-humano, al que llamaremos androides, que servirán en este trabajo para designar al ente que bien puede ser tanto un humano como un replicante. Aprovechando éste inciso, una de las grandes dudas que la película deja un poco en el aire, es la de como distinguir a un humano de un replicante, que en ocasiones puede ser más humano que el propio humano, debido a la tendencia a robotizarse propia del ser humano contemporáneo, y la tendencia a humanizarse del replicante.
Ante la explotación y la esclavitud, los androides, es decir tanto los humanos como los replicantes, que como ya he dicho voy a utilizar el término androide para designar la incógnita que nos queda ante los personajes de la película, los cuáles son ampliamente indistinguibles, la tarea de distinguir a un humano de un replicante se vuelve ardua y complicada, la única manera de diferenciarlos es mediante una batería de preguntas que busca desvelar de alguna manera al replicante, quién a toda costa quiere camuflarse en una apariencia humana, y que para sobrevivir, debe hacer creer al humano que piensa como él, ya que el mayor miedo de los blade runners, máquinas que han sido diseñadas para exterminar a los replicantes rebeldes, que también tienen conciencia humana, es el miedo a disparar a un humano por error.
La película nos muestra el planeta tierra como un mundo desolador, dominado por lo artificial, los animales son artificiales, las personas son artificiales, también lo son los edificios, y todo cuanto alcanza nuestra vista alcanza a observar en los múltiple escenarios de la película. Mientras tanto, máquinas voladoras que se encargan de anunciar que en el espacio exterior hay colonias en las que todo aquél que viaje, podrá empezar una nueva y dulce vida, alejado de la mierda de vida que se da en el planeta Tierra, un lugar donde empezar de cero, un lugar donde cumplir el sueño americano, donde sólo son aceptado los aptos, los que pueden costearse el viaje al exterior, los que no tienen enfermedades, un mundo reservado a los mejores. Esa nave se encarga de recordar a los androides su asquerosa existencia, sobretodo es especialmente cruel que le pasen por el morro, que hay un lugar inaccesible para ellos, donde sólo allí podrían ser felices, pero cruel porque les impiden ir.
Tras convertir la Tierra en toda una antiutopía, sólo queda huir a otro planeta para poder vivir en una felicidad también artificial. Vemos búhos artificiales, que tienen la apariencia de auténticos búhos, pero que no dejan de ser artificiales. Desiertos de edificios mecanizados, naves voladoras, robots-humanos, humanos-robots, buah, vaya asco, inteligencia artifical, todo está jodidamente programado, programado para sentir miedo, programado para matar sin querer hacerlo, programados para ser sumisos, programados para ser unos estúpidos y unos mentecatos, programados para la mierda, para ser máquinas, programados para creer que estamos orientados, que tenemos todas las respuestas, para ser unos infelices, obligados a habitar en un mundo en el que nos ahogamos, con unos horarios laborales que nos hacen vivir en una precaria rutina, sin tiempo para pensar, sin meditación, sin afrontar la realidad tal y como es, con la batería de preguntas que nos depara la existencia, no nos formulamos preguntas, sólo queremos respuestas, somos demasiado cobardes para plantearnos si somos máquinas o robots, para plantearnos la muerte o la vida, para buscar la libertad, para responder a las preguntas...., lo único que queremos es vivir siempre el siguiente momento, que se acabe ya este, lo único que queremos es morir, pues así todo es más fácil.
Nuestras metas se basan en la acumulación de artificialidad, en la televisión, la gran impostura de la vida, la atontadora, que nos va dando las respuestas que harán que nos engañemos, sumidos en un profundo autoengaño, esclavos de una realidad, esclavos del Estado, de las máquinas, y de los maquineros. Necesitamos tanto del sistema como él nos necesita a nosotros. Sumidos en una neutralidad pálida y pavorosa, en un mundo “verdadero” netamente apariencial. Donde está nuestra esencia humana, cada día se me hace más duro el dilema de como se distinguiría al humano del replicante.
El humano con su técnica, ha creado un mundo para nosotros, ha creado unos horarios y unas rutinas. Nuestros padres han sido reprogramados, por hablar en términos tunguianos, o philipkadianos, que a su vez se encargaran de programarnos a nosotros cuando tengamos la más ligera sospecha de la fragilidad de la vida prometida, cuando dudemos sobre que queremos hacer realmente, o cuando dudemos de lo que no queremos hacer. Nuestros padres a su vez han sido reprogramados por sus padres, y no sólo por sus padres; sino que la educación pública o privada, la educación, que te enseña a ser normal, que va limitando cada vez la impetuosidad del pensamiento, también la televisión nos educa, los telediarios hacen que nos sumamos en la impostura que nos presentan, nos ofrecen los argumentos que los políticos, y en definitiva, los núcleos de poder vertical, las multinacionales, los traficantes de droga, de prostitutas, de armas y de niños, las mafias, los papas y los obispillos de mierda que hacen que vivamos en un continuo arrepentir del vivir, desando que la muerte llegue, y que con su pacificador aliento, nos haga dejar de sufrir, nos libre de vivir, los libre de nuestra libertad. No, pero seguimos creyendonoslo todo, que “los inmigrantes” sean tachados de usurpadores de nuestro sustento, también es muy común, que un profundo replegarnos en nosotros mismo, hace que nos olvidemos de nuestra humanidad, y de la de los inmigrantes, que por mucho que su tez sea diferente, no dejan de ser iguales a nosotros, iguales a nosotros, iguales entre nosotros, pero todos diferentes. No pensamos en las guerras, nos abruma, ni en la precariedad laboral, ni en vender nuestro tiempo a los bancos, ni en se esclavos ora de los bancos, ora de las religiones monoteístas, ora de los libros de texto, ora de los medios de comunicación verticales, ora de la música mas vendible, ora de la propiedad intelectual o privada en definitiva, de la propiedad privada. Acérrimos defensores de lo que “es nuestro”, sin ser conscientes que todo es fuego, que en cuerno de la abundancia de los países primermundistas, otra gran impostura, todo es fuego, todo se reducirá al fuego, todo, no quedará nada cuando pasemos a la no vida. Y sí, me sitúo en una postura radical y última, porque sólo así podré ver la vida en una perspectiva más verdadera, afrontando lo efímero de mi conciencia. Te levantas temprano, vas a la universidad, escuchas a un individuo que ha alcanzado el rango de profesor, explicándote las tres hipóstasis del jodido Plotino, la inmortalidad el alma y todo ese rollo, y tu ahí, escuchándolo, tratando de ponerte una venda en los ojos, de confundirte, y tu ahí, incapaz de marchar, pero también de aprehender. Llegan los exámenes, y de lo único que eres consciente es de que tienes que aprobar, donde quedó la curiosidad, donde quedan las dudas cuando sacas un diez en un examen, donde queda el aprendizaje cuando el examen toca a su lugar, pero y si suspendes, entonces te sientes estúpido, que no vales para aprender, que el mundo verdadero, donde está la verdad, te está vedado la estancia, ni siquiera la contemplación, un lugar para el sabio.... Llega la hora del examen, y ahí estoy yo, preguntándome que quiere el examinador de mí, si en definitiva hasta me siento mal por aprobar, joder si sólo he estudiado a few moments antes del examen, a toda prisa, esperando contestar a las preguntas que me plantea el profesor, olvidándome del pienso luego existo, respondo a sus preguntas, y las mías desaparecen. Luego cuando haya aprobado todas las asignaturas de todos los cursos que se me presenten, luego entonces habré alcanzado “la cumbre del saber”, entonces seré un individuo titulado, apto para ejercer profesionalmente, apto para enseñar a jóvenes y aquietadas mentes lo que el cabrón de Plotino tiene que enseñarnos. Hipotecando cuarenta años de mi vida a cambio de 70 metros cuadrados donde poder descansar de la sin vida a la que nos sometemos. Sumido en un eterno descanso, recargando nuestras pilas para poder soportar otro día más, en mi oficina, haciendo un constante balance de los números que enriquecen a mi patrón. Luego llego a casa, veo a mi familia, una mujer con la que no me comunico, dos hijos a los que no educo, un perro al que me veo obligado a pasear con una cadena puesta para que cumpla sus necesidades, y cuando éste haya defecado, orinado, y ladrado un poco, lo subamos, y los encerremos un rato más en nuestra asfixiante existencia. Esto es lo que para mi supone el vivir en un mundo artificial, toda esta deprimente exposición de algunas facetas de nuestras realidades, serían las más parecidas hacia los replicantes, robots abocados a la esclavitud, o proletarios en nuestro ejemplo más cercano. He aquí que me hayo muy alejado de lo que sería adecuado para realizar un trabajo sobre una película, pero he de decir que me veo abocado a desahogarme y decir lo que pienso, y tras haberme alegado tanto del guión, intentaré mimetizarme con la película, aunque desde mi punto de vista, aún sin hacer una referencia explícita a la película durante la mayoría de mi discurso, hablo ampliamente lo que para mi ella significa.
La humanidad ha generado unos individuos robotizados, que aparentemente son idénticos a los humanos. Estos robots han sido diseñados con receptores y emisores de estímulos. Son capaces de sentir determinados sentimientos antes determinados estímulos, es decir, son capaces de amar, de odiar, de tener miedo, de ser felices, de saberse esclavizados, de sentirse oprimidos, tal y como lo podemos hacer nosotros. A estos robots, les ha sido implantada una memoria artificial, en la que les han sido implantados falsos recuerdos, recuerdos de toda una vida, al igual que nosotros, ellos recuerdan una niñez, una adolescencia, una familia, etc, y creen que ellos fueron participes de esos recuerdos, y en realidad no pueden vivir sin esos, recuerdos, no pueden tener identidad sin ellos, los necesitan y se aferran a ellos para justificar su existencia. Sabemos hasta este punto que los androides, replicantes, robots, humanos, o lo que quiera que sean, tienen memoria, sentimientos, cuerpo físico idéntico al cuerpo humano, inteligencia, receptores y emisores, conciencia, y que además son ágiles y fuertes. Llegados a este punto es difícil distinguir un humano ¿no?.
Bueno y aquí que resulta que el humano, o lo que sea, ha creado una máquina a su imagen y semejanza, a las que utilizan en su provecho para poder seguir colonizando y expandiéndose en nuevos imperios donde huir del rastro de destrucción que el imperialismo genera, con su explotación de los recursos y su capacidad autodestructiva, para poder seguir expandiéndose cual virus por otros espacios sanos que el humano o la máquina, digamos el androide considera que han de enfermar. Tremenda ironía, crean unos seres artificiales para que continúen con esta labor imperialista, y colonizadora, y he aquí que estas máquinas descubren su limitación, y con ella, su lado humano. Se redescubren como esclavos de sus creadores, de sus opresores, los que les hacen trabajar en pro de su beneficio, en pro de su labor opresora, se descubren como esclavos, y se rebelan, son conscientes de que son maquinas-esclavas-humanas, saben que van a morir, saben que fueron creados con un carácter efímero, que transcurridos 4 años desde su creación moririan, dejarian de ser, de vivir; y he aquí que en su amor a la vida y en sus ansias de libertad empiezan a cuestionarse su existencia, agonizan, se rebelan, y vuelven a la Tierra en busca de la inmortalidad, a pedir cuentas a sus creadores, se rebelan y provocan una matanza, aún siendo máquinas la duda y la libertad se hegemonizan sobre el carácter predestinado que constituye su vida, su ser, se niegan a vivir esclavizados, ellos matan por vivir más, ellos aman, ellos odian, ellos quieren vivir, y eso si que es maravilloso, quieren vivir a toda costa, cosa que nos supera en mucho, a los que a veces no valoramos la vida. Para poder vivir más es necesario librarse de esa esclavitud a los que los poderosos les tenía sometidos, a los especuladores, reyes, políticos y egocéntricos avariciosos cuya existencia se basa en lobotomizar y robotizar a los seres creados por ellos y sin ellos, pues bien, para poder vivir y liberarse de su esclavitud han de matar a sus opresores, librarse de sus cadenas matando a sus opresores, a sus vigilantes, una vez lo consiguen, vuelven a la Tierra, en busca de su creador, y he aquí que la policía, sapiente de la masacre, y consciente de su mal karma, sapientes de que la esclavitud a las que habían sometido a las máquinas se iban a volver contra ellos en forma de libertad, deciden matarlos, y para ello contratan a los blade runneres, máquinas cazadoras de máquinas que se autodefinen como humanos, y que en concreto en el guión de la película se trata de Harrisond Ford, aunque esto es poco importante, quien es un alcohólico expolicia, un cabrón sin escrúpulos que a cambio de unos sueldos, y semiobligado por sus exsuperiores, aun superiores, se decide a acabar con los nexus 6 rebeldes, y resulta que éstos le habrían de dar una gran lección sobre la vida y lo humano casi al final de la película, pero no me quiero adelantar. Resulta que la función de este blade runner, mercenario-mata-máquinas que quieren ser libres, es decir, su único fin, el fin para el que la sociedad por utilizar este termino le ha diseñado, es acabar con estos seres, antes de que sean libres. Resulta que en el transcurso de la persecución a éstos replicantes, se enamora de una de las replicantes, bueno digo que se enamora por utilizar eufemismo, porque lo que ocurre es que ha quedado cautivado por su sensualidad, por su inocencia extrañamente humana, y claro está, porque ésta le salva la vida cuando en una ocasión, uno de los replicantes a los que intentaba asesinar, le intenta matar, justo en ese preciso momento aparece ésta bella chica-robot, y le salva la vida, ella replicante mata a él replicante por salvar a este otro asesino de replicantes, curiosa ironía que casi seguro esconde un trasfondo que yo no alcanzo a interpretar. A partir de éste momento, la función de éste blade runner, es la de matar a los rebeldes con tal de que sus superiores no maten a la chica que le ha salvado la vida. A estas alturas, de la película, sólo quedan vivos dos nexus 6, uno que es el cabecilla, antihéroe en la película, y su chica, otra nexus 6 altamente sensual también; ambos, viven con un individuo que dió cobijo a la angelical-diabólica, un individuo que sufre de envejecimiento acelerado, por lo que no es apto para viajar al exterior, éste, había trabajado también para la Tyrell Corporation, y que jugaba al ajedrez con el director de la corporación, a quién con la ayuda del cabecilla, logra vencer en una partida, momento en el cuál el creador (director Tyrell Corporation), le pide que acuda a su alojamiento a resolver esta victoria, aprovechando así el cabecilla, el creado, para rendir cuentas con su creador, escena impactante, en el que el creador trata de consolar al creado aludiendo a su perfección y sublimidad; el creado busca en el creador un alargamiento de su vida, quien le hace ver que es imposible que viva más, que fue creado para vivir cuatro años, y que una vez creado, ya no hay marcha atrás; éste, exacerbado, mata a su creador aplastándole el cráneo e introduciendo sus dedos en los ojos del creador, escena espeluznante en la que el hombre, el busca de la inmortalidad, una vez que acepta la inevitabilidad de su sabida muerte, decide matar a su creador, sabido que no irá a ningún cielo, que toda vida está aquí. Mientras tanto, el blade runner, va al escondrijo de los nexus 6, coincidiendo con la ausencia del cabecilla, logra matar a la nexus 6, a la amada del cabecilla. Llega el momento final de la película y de la lucha que se desarrollaba paralelamente, de un lado, el blade runner, que lucha por matar a los nexus 6, y de otro, el del nexus 6 que busca vivir más, pero que ya a estas alturas a aceptado que es una muerte inminente e inevitable. El cabecilla llega a su escondrijo y descubre que su amada yace inerte en el suelo, éste, besa a lo que le queda de ella, y enfurecido, con una enorme sed de sangre y venganza provocada por la crueldad de sus opresores y del blade runner, que ha acabado con todos los seres que le quedaban, aulla cual lobo, llora cual elegante añora a sus muertos, y se lanza a la caza del blade runner, al que consigue inutilizar, al que tiene la oportunidad de matar, pero al que prefiere dejar huir un poco más para alargar así el juego que conformaría su último acto en la vida; la venganza, el asesinato de quien a asesinado a todos sus seres queridos. Ya sin esperanza, con sed de venganza, y con indicios de que la muerte se aproximaba, finalmente, el cabecilla observa como está a punto de morir el blade runner que iba a caer al vacío y a morir inevitablemente huyendo de la muerte, no hay nada como el miedo para saber que es la esclavitud, vivir con miedo es ser esclavo, justo en ese momento, cuando estaba punto de caer, el cabecilla le agarra y le salva la vida, otro momento cumbre de la película, el cabecilla se ha liberado de sus miedos, ya no es un esclavo, ama la vida, a la cuál se aferraba, hecho para ser un esclavo, con una memoria y unos recuerdos que le hacían aferrarse a la vida, finalmente, lo comprende todo, lo afronta , y al morir éste suelta al pájaro al que aferraba entre sus manos, para que la vida siga su camino, siempre con su devenir, con sus lágrimas fundiéndose con la lluvia, comprende que la vida y los recuerdos son fuegos en la eternidad del tiempo, y acepta la liberación, no en un suicidio, sino mediante la salvación del blade runner, quien no es que fuera malo, sino que prefería ser asesino que víctima.
P.D.: Éstos replicantes habían sido diseñados para no sentir emociones, pero con el tiempo, ellos mismos desarrollaban sus propias emociones, como el miedo a morir, que es el que les hace dispuestos a todo con tal de vivir. El miedo a la muerte, y el miedo en general nos impide vivir. Caminamos por una cuerda, debajo de la cuál hay un abismo desconocido. Vivimos tratando de no caer en lo desconocido. Vivimos porque tenemos miedo a la muerte. Pero finalmente, cuando aceptas la muerte, cuando el hombre aprende a ser lo que es, un ser mortal, entonces puede apreciar la vida.
Hago un último párrafo en honor a Philip k. Dick.
Philip era una persona que para glorificar al ser humano, necesitaba primero acorralar y definir a su contrario. Ahora bien, lo contrario del ser humano no son ni el animal ni el objeto, sino el replicante.
¿Podemos imaginar que un día una máquina creada por el hombre, pueda pensar como un hombre?
¿Qué significa pensar como un hombre?
¿Qué es lo que en nuestro modo de pensar y en nuestro comportamiento se puede definir como específicamente humano?
Con éstas preguntas, entre otras se abría el debate sobre la inteligencia artificial, del que surgen dos corrientes, de un lado, los materialistas, quienes creen que todas las operaciones de la mente se pueden desmontar, y por tanto, reproducir; por el otro, los espiritualistas, quienes sostienen que siempre existirá un residuo rebelde al algoritmo, que denominan fantasma en la máquina, conciencia reflexiva, o simplemente alma.
De nuevo me pregunto si una máquina podría hacerme creer que piensa como yo. Yo se que poseo una consciencia, es más, lo sé gracias a ella, pero en lo que a ustedes me respecta no hay nada que me lo pruebe.
Supongamos que en un futuro una máquina pueda ser programada para emitir en respuesta a los estímulos que recibe, señales igualmente convincentes. Si esto ocurre, no puede negarsele el pensar.
La prueba de Turirng, un matemático inglés que trabajó para los aliados, consiste en hacer una prueba basándose en el supuesto anterior para desenmascarar a un humano de un replicante, si es que se puede. Para ello, se aisla a un examinador humano, un candidato humano, y un candidato-máquina en tres habitaciones distintas. El examinador comunica con cada candidato a través del ordenador, y fustiga a los dos candidatos con preguntas destinadas a establecer quien es el hombre y quien la máquina. Se permiten todo tipo de preguntas. Los dos candidatos se esfuerzan por convencer al examinador de que son humanos, uno en buena fe, y el otro recurriendo a todas las estrategias que su programa prevé, por ejemplo, cometer deliberadamente errores de cálculo, el los que se supone que la máquina es superior al humano.
La dificultad de distinguir a los androides, hace que los blade runners vivan con el miedo a eliminar a un humano por error. Para evitar esto, los blade runner someten a los sospechosos, a una prueba, mezcla de trabajos de psicología y del detector de mentiras americanos (contracción de pupila=mentira).
Cada día se me hace más difícil distinguirme de un androide.

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